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El asma es la patología crónica más frecuente de la infancia y adolescencia

El asma es la patología crónica más frecuente de la infancia y adolescencia


El asma es la primera causa de ingreso hospitalario en niños y el primer motivo de absentismo escolar por enfermedad crónica. La prevalencia de esta enfermedad la convierte en la patología crónica más frecuente de la infancia y adolescencia. En este sentido, la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) ha advertido que entre un 3% y un 7% de la población adulta tiene asma. Y, según Manuel Praena, coordinador del Grupo de Vías Respiratorias de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), «asistimos a niños con problemas respiratorios con una frecuencia mayor que cualquier otro problema de salud crónico».

Según el estudio ISAAC, la incidencia de asma entre la población infantil española ha aumentado en los últimos años. Este trabajo pone de manifiesto que el asma ha empeorado en frecuencia e intensidad en los niños de 6 a 7 años de edad. Tanto la mala calidad del aire en interiores como del exterior contribuyen sustancialmente a la carga del asma y otros problemas respiratorios en los niños. Se ha demostrado que algunos compuestos químicos, contaminantes ambientales, pueden afectar a la salud de los niños. La exposición infantil a estos contaminantes ha contribuido a un cambio en las patologías pediátricas y está relacionada con una disminución de la función pulmonar y/o un incremento de las afecciones respiratorias, como el asma y las alergias.

Con motivo del Día Mundial del Asma se han puesto sobre la mesa algunos datos preocupantes: las enfermedades alérgicas se han multiplicado por cuatro en los últimos 30 años, y se calcula que actualmente el 25% de los niños desarrolla alguna en algún momento de su crecimiento.

Pulmones inmaduros

No hay que olvidar que los pulmones y las vías respiratorias de los niños son inmaduros y por tanto especialmente susceptibles a la agresión de la contaminación. Praena afirma que «los pulmones en desarrollo presentan una gran superficie a través de la que los contaminantes pueden ser absorbidos fácilmente. Además, los niños respiran más rápido e inhalan y absorben un volumen relativamente mayor de contaminantes en comparación con los adultos».

Según una reciente publicación del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (CREAL) si se redujera la exposición media de dióxido de nitrógeno y partículas en suspensión de 50 a 20 mg/m, se estima que habría 3.500 muertes menos, 1.800 ingresos hospitalarios menos por causas cardio-respiratorias, 31.100 casos menos de bronquitis en niños y 54.000 crisis de asma menos en niños y adultos.

«Entre las principales sustancias perjudiciales para el sistema respiratorio en desarrollo destacan los contaminantes de interiores, como el humo de tabaco ambiental, los productos de combustión, compuestos orgánicos volátiles, compuestos biológicos y alérgenos subraya -Praena-. Sin embargo, existen además otros contaminantes del aire exterior presentes en el medio ambiente en niveles preocupantes. Entre ellos se incluyen contaminantes atmosféricos de materia particulada, ozono troposférico, dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno y otras sustancias tóxicas», matiza el experto. Por eso, concluye, es prioritario que las familias tomen consciencia de este problema y reivindiquen a la administración pública que se cumplan la normativa sobre protección medioambiental para atenuar el impacto de la contaminación en el desarrollo y empeoramiento del asma.

Más casos

«El incremento en el número de casos se ha producido especialmente hasta finales de los años noventa y en la actualidad hay datos que apuntan una ralentización del ritmo de incremento de prevalencia de asma», explica Julio Delgado, de la SEAIC. «Además de esta reducción en la prevalencia, también se ha producido en los últimos años un descenso en el número de hospitalizaciones y la mortalidad por esta enfermedad que, en la actualidad, se puede cifrar en España en 1/100.000. Esta mejora en el pronóstico de los pacientes asmáticos puede tener relación con el arraigo del concepto de «asma» como enfermedad crónica, que precisa diagnóstico precoz y tratamiento integral (etiológico y de mantenimiento)».

Sin embargo, estas mejoras logradas en el número de hospitalizaciones y fallecimientos por asma, no deben ocultar que más de la mitad de los pacientes no alcanzan el control de su enfermedad, que interfiere en el desarrollo de sus actividades habituales, tanto profesionales como de ocio, a pesar de que en la actualidad se dispone de un arsenal terapéutico suficiente para controlar la mayoría de los pacientes asmáticos.

Para conseguir un control de la enfermedad, es preciso realizar un diagnóstico correcto de la causa que origina el asma: en más de la mitad de los asmáticos adultos y en el 80% de los niños el asma tiene un origen alérgico. Tal y como apunta Delgado «ser alérgico es el factor de riesgo más importante para el desarrollo de asma. Los alérgenos más relacionados con el asma son los pólenes, ácaros del polvo doméstico, hongos del ambiente y los epitelios de animales como perro, gato, caballo y roedores, aunque la importancia de cada uno de ellos es variable geográficamente. Aunque el concepto de que un paciente sea alérgico incluye implícitamente que el individuo afectado es consciente de ser sensible a algún agente, para muchos alérgenos relevantes en el asma, especialmente perennes, esta relación no es obvia. Muchos pacientes asmáticos no conocen el papel causa-efecto que estos alérgenos juegan en su enfermedad. Sin embargo, la inhalación de pequeñas cantidades diarias de estos agentes es la forma ordinaria por la que aumenta tanto la inflamación como la hiperrespuesta bronquial, que son las bases de la enfermedad asmática».

Por lo tanto, en todo paciente asmático debe realizarse un estudio alergológico que determine si la alergia es el origen de sus síntomas y todo paciente diagnosticado de enfermedad de origen alérgico como rinoconjuntivitis, debe ser interrogado sobre la presencia de síntomas asmáticos: tos persistente, dificultad respiratoria y ruidos respiratorios en relación con ejercicio, o al contacto con alérgenos u otros irritantes. «Un diagnóstico precoz facilita el control posterior del asma y mejora su pronóstico a largo plazo», recuerda el especialista.

Más de 1500 euros al año

El coste anual medio del paciente asmático adulto oscila entre 1.533 euros y 1.726 euros, según ha mostrado el estudio ISAAC, que, además, ha desvelado que en los niños el coste total que supone el asma es de unos 532 millones de euros, distribuidos en un 60 por ciento como costes directos (sanitarios) y un 40% indirectos. De hecho, cada niño asmático supone un gasto anual de 1.149 euros, oscilando entre 403 euros para la categoría de gravedad más leve y 5.380 euros para la más grave.

Asimismo, el estudio ha mostrado las diferencias geográficas a nivel mundial de la prevalencia de esta enfermedad, señalado que en escolares varía entre un 4,1% en Indonesia hasta un 32,1% en Costa Rica, y en adolescentes entre un 2,1% en Albania hasta un 32,2% en el Reino Unido. En España, los centros participantes en este mismo estudio mostraron una prevalencia media del 10%, siendo ésta superior en las zonas costeras, especialmente en la zona norte. Estos resultados fueron similares a otros países de la Unión Europea, salvo Reino Unido que presentó cifras superiores.

Ahora bien, la prevalencia del asma en la infancia es mayor en chicos que en chicas en el primer decenio de la vida, aunque, según los expertos, esta diferencia puede estar reduciéndose ya que conforme se llega a la adolescencia, el asma es más frecuente en las chicas, sobre todo si se asocia a obesidad y pubertad precoz.


Fuente: ABCSalud